Problemas del campo español



En esta entrada vamos a tratar uno de los problemas del campo español: la falta de tecnología y modernización. Y para hacerlo nos centraremos en un país Europeo que está a la cabeza de la innovación tecnológica agraria: Holanda.

Holanda es un país del tamaño de Extremadura y es el segundo exportador de alimentos de Europa. Ahí se producen muchos más tomates y patatas que en nuestro país y, además, usando mucha menos agua. Holanda está en los primeros puestos del ranking europeo de exportaciones de hortalizas y en la producción y venta al exterior de cebollas, flores y bulbos. El motivo fundamental radica en que la productividad holandesa por hectárea agrícola es 2,5 veces superior a la media europea. Para lograrlo, la tecnología agraria ha sido un factor determinante gracias a invernaderos de última generación. 

Tengamos en cuenta que Holanda tiene menos horas de luz y hace mucho más frío que en España, pero sus agricultores han sido capaces de producir de forma sostenible y a gran escala frutas, verduras y, sobre todo, flores.

¿Cómo lo logran? Con múltiples aplicaciones tecnológicas que empezaron a implementarse hace más de una década. En los años noventa, el Gobierno holandés se propuso convertir el país en un referente de la agricultura sostenible. Para lograr este objetivo, contó con la colaboración de la Universidad de Wageningen, considerada uno de los centros académicos especializados en agricultura más punteros del mundo. Tecnología como la difusión de los haces de luz y el uso de bombillas LED de más potencia y menos consumo han permitido que los cultivos funcionen 24 horas al día aumentando notablemente la producción. También utilizan la inteligencia artificial para medir cada aspecto de esos cultivos y generar nuevos modelos de explotación ahorrando energía y reduciendo costes. Podríamos decir que la falta de luz ha creado de la necesidad una virtud. 

Al igual que con todas las industrias, la tecnología desempeña un papel clave en la operación del sector agroalimentario, pero el ritmo de innovación en agricultura no ha sido el mismo que en otros sectores en nuestro país; de hecho, la agricultura es la industria menos digitalizada de todas las otras industrias que componen el sector primario, según el índice de digitalización del McKinsey Global Institute. Al igual que otros sectores han tenido que adaptarse a los tiempos que corren, el campo deberá hacerlo también. Y para ello urge la colaboración entre el sector público, la empresa privada y las instituciones académicas, como ya ha quedado demostrado en el caso de Holanda.


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